EL PLAN DE HITLER Y FRANCO PARA RECUPERAR GIBRALTAR

En junio de 1940, casi toda Europa estaba bajo control del Tercer Reich. Alemania había derrotado a los ejércitos franceses, y planeaba invadir Inglaterra para hacerse con el control total del continente. Si caía Inglaterra, nadie en Europa podría hacer frente a Hitler.

Sin embargo, entre julio y octubre de ese mismo año tuvo lugar la batalla de Inglaterra, en la que la Royal Air Force británica derrotó a la Luftwaffe alemana, imposibilitando la supremacía aérea germana sobre el Canal de la Mancha. El plan para invadir Inglaterra quedaba anulado.

Entonces Hitler puso sus ojos en el Mediterráneo. Buscaría la rendición del Reino Unido cerrando el acceso británico al Mediterráneo mediante la toma del Canal de Suez y Gibraltar. El Imperio Británico quedaría prácticamente incomunicado con sus colonias subsaharianas y asiáticas.

Para ello, en junio de 1940 había iniciado la Campaña de África, en la que el ejército italiano de Mussolini combatía con las fuerzas inglesas en Egipto por el control del Canal de Suez. Sin embargo, para tomar Gibraltar, Hitler necesitaba el permiso de paso de la España de Franco.
Con el fin de que España entrase en la guerra del lado de las potencias del Eje, tuvo lugar en octubre de 1940 la famosa reunión de Hendaya entre Hitler y Franco. 
El Führer convidó al Generalísimo a participar en la contienda, permitiendo al ejército alemán atravesar España para arrebatar Gibraltar a los británicos. 

Pero convencer a Franco no iba a ser fácil. España acababa de salir de una guerra fratricida de tres años, quedando devastada su industria, sus infraestructuras y sus campos, por lo que carecía de recursos con los que combatir en una nueva guerra. 
Además, la entrada de España en la Segunda Guerra Mundial del lado del Eje habría supuesto que los británicos cortasen el suministro atlántico de cereales, combustibles y otros recursos básicos procedentes de América, lo que hubiese agravado mucho la penuria de la España de posguerra.

Franco, que era consciente, no quiso, sin embargo, dar un 'no' definitivo, comprometiéndose a participar en la guerra si Alemania dotaba a España de todo tipo de suministros para combatir.   
Además, el caudillo quería un compromiso formal por el que Alemania atendería las reivindicaciones españolas en África al concluir la guerra. A Hitler le parecían demasiadas las exigencias de Franco, por lo que de la reunión no salió un acuerdo.

No obstante, y a pesar del fracaso inicial en las negociaciones, los alemanes continuaron preparando la toma de Gibraltar, en una plan denominado Operación Félix. La Operación tenía por objetivo conquistar Gibraltar para cerrar a los ingleses el Mediterráneo.

Además, el plan alemán valoraba la posibilidad de invadir Portugal en caso de que el país luso rompiese su neutralidad en favor de los aliados. Hitler seguía pendiente de un 'sí' de Franco para pasar a la acción. Pero la situación seguía siendo compleja.

En noviembre de 1940, el ministro de marina Salvador Moreno presentó a Franco un informe realizado por Luis Carrero Blanco, jefe de operaciones del Estado Mayor de la Armada. En el informe, Carrero Blanco analiza la situación de España y describe la Operación Félix alemana. 
Además, señala que una entrada de España en la contienda sería enormemente perjudicial, pues los británicos cortarían el suministro atlántico de cereales y combustibles, vital para la población española. A esto añade que las Islas Canarias o Guinea Ecuatorial quedarían incomunicadas.

Además, en caso de que la guerra se complicase, el litoral cantábrico se vería amenazado por una posible invasión aliada de la península, lo que supondría el fin del régimen de Franco. Del informe se deducía, pues, lo que ya se sospechaba: España ni podía ni debía participar. 

Con esta conclusión se presentó Serrano Suñer, ministro de Asuntos Exteriores español, ante Hitler. El Führer, ante la negativa española de entrar en la guerra, preguntó al ministro español: «Señor Serrano, ¿qué haría de verdad el pueblo si mañana entran en España mis ejércitos?»
Serrano Suñer debió ver en los ojos de Hitler la intención de entrar en España por las malas para conseguir su objetivo de tomar Gibraltar, por lo que, desconcertado, respondió lo siguiente:
«Führer, el pueblo español en este supuesto se echaría al monte sin pensarlo. Igual que ocurrió con Napoleón […] Y no olvide lo que fue la guerra de España para el Emperador de los franceses».

Hitler, enfurecido, dejó para posteridad una sentencia con tintes proféticos:
«Nunca se le perdonará a Franco deber su victoria en la guerra civil a la ayuda alemana e italiana. El régimen franquista se mantendrá sólo si el Eje resulta vencedor».
Se equivocaba. 

Todo dio un giro en 1941. El ejército italiano fracasa en su intento de vencer a los británicos en Egipto, lo que dificulta la toma del Canal de Suez, indispensable para la toma de Gibraltar. Además, las tropas de Mussolini fracasan en la ofensiva por el control de Grecia. 
Estos contratiempos obligan a Alemania a aparcar la Operación Félix, y jamás se llevará a cabo. España, por su parte, mantendrá su neutralidad en la Europa Occidental, pero prestará ayuda a Alemania en su lucha contra la Unión Soviética con el envío de voluntarios de la División Azul. 

En 1945, se consuma la derrota del Eje. España queda, a pesar de su ambigua neutralidad, en una situación aún más delicada. El recelo de los aliados, que ven a Franco como un aliado de Hitler y Mussolini, obligará al régimen a jugar sus cartas. Pero eso, queridos amigos, es otra historia... 

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL MAINE: LA GRAN MENTIRA ESTADOUNIDENSE CONTRA ESPAÑA

EL CONTUBERNIO JUDEO-MASÓNICO COMUNISTA, LA GRAN OBSESIÓN DE FRANCO