EL BLOQUE NACIONAL: CATOLICISMO Y MONARQUÍA CONTRA EL FRENTE POPULAR

 

Influido por el erudito y diputado en Cortes Pedro Sáinz Rodríguez, José Calvo Sotelo, dirigente del partido político derechista y monárquico Renovación Española, propuso en 1934 crear un bloque político nacionalista e hispánico que uniese a las distintas fuerzas antirrepublicanas. Esta coalición derechista tendría por objetivos, en palabras de Calvo Sotelo, sembrar la mística de la reforma estatal totalitaria, no más condescendencias para Cataluña, la vuelta a la bandera bicolor "no por monárquica, sino por nacional" y la instauración de la monarquía.

La propuesta de unidad de Calvo Sotelo fue recibida con entusiasmo por personalidades relevantes de la derecha de la época, como Antonio Goicoechea, presidente de Renovación Española, o el líder del Partido Nacionalista Español José María Albiñana. Goicoechea aseguró que su partido acudiría a la formación de un bloque hispano con elementos afines como los tradicionalistas y los fascistas. Albiñana, en la misma línea, afirmaba que la obra contrarrevolucionaria contra los aniquiladores de España debía ser de todos.

Habiendo conseguido el visto bueno de Goicoechea y el apoyo de Albiñana, que mostró su completa identificación con el bloque al que definió como "un proyecto para la obra reconstructora de España", Calvo Sotelo anunció la futura coalición derechista en una entrevista para ABC.

En la entrevista, Calvo Sotelo expuso los principales puntos del Manifiesto del Bloque Nacional, entre los que destacaban el culto a la vieja tradición española, la afirmación de una España unida y en orden, la negación del existente Estado constitucional y la justicia social, el estado corporativo y fuerte que acabase con la lucha de clases, la defensa y exaltación de la unidad española que la Monarquía y el pueblo habían labrado juntos a lo largo de quince siglos y la restauración de todos los valores religiosos, patrióticos y sociales.

Al Bloque Nacional se unió, no sin un tenso debate de por medio, la Comunión Tradicionalista de Manuel Fal Conde, que aceptó el manifiesto de Calvo Sotelo por considerar que se ajustaba al ideal católico, monárquico y contrarrevolucionario que los carlistas defendían.
Sin embargo, no todos los partidos a priori afines al manifiesto se sumaron.
La CEDA, el gran partido de masas de la derecha durante la II República, descartó su integración en el Bloque y siguió apostando por el posibilismo republicano y la alianza con los radicales de Lerroux.
Tampoco se unió la Falange Española de las JONS de José Antonio Primo de Rivera, que entendía que su formación estaba lejos de ser un partido de derechas.
Es relevante destacar además la rivalidad que tanto Gil Robles (CEDA) como José Antonio mantenían con Calvo Sotelo. 

El manifiesto del Bloque Nacional, en la línea de la doctrina contrarrevolucionaria de la revista Acción Española, aparició el 8 de diciembre de 1934, pero fue censurado por orden del gobierno, que tachó la mitad del texto y suprimió la mitad de firmas que lo apoyaban. 
Sin el apoyo de la Falange ni de muchos diputados de la CEDA, como tampoco de relevantes personalidades de la derecha como el propietario de ABC Luca de Tena o el general Sanjurjo, los promotores del Bloque Nacional vieron mermadas las posibilidades políticas de su proyecto. 

En 1935, Calvo Sotelo y Goicoechea se reunieron con el rey Alfonso XIII, que reinó en España hasta la proclamación de la República en 1931, quien les hizo presentes sus deseos de que se pudiese agrupar a todas las facciones monárquicas en un solo partido Nacional Monárquico. 
Pero de nada sirvió. En las elecciones de 1936, el Bloque Nacional compuesto por la CT, RE y el PNE obtuvo un fracaso electoral. Paradójicamente, Calvo Sotelo salió reforzado de esos comicios, erigiéndose como el referente de la derecha radical hasta su asesinato en julio de 1936.

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