CUANDO GRANADA LE DECLARÓ LA GUERRA A DINAMARCA

Tras el Tratado de San Ildefonso firmado en 1796, España y Francia se comprometieron a desarrollar una política militar conjunta contra Inglaterra. En 1807, España acuerda enviar a Dinamarca dos columnas para apoyar a las tropas francesas en el país escandinavo.

Para 1807 en España reinaba Carlos IV y gobernaba Godoy; en Francia, Napoleón Bonaparte era emperador. Pero pronto la alianza francoespañola iba a romperse, y España vería en peligro su continuidad como nación.

En marzo de 1808, las tropas españolas llegan a Dinamarca comandadas por el marqués de La Romana. Su objetivo principal era ayudar a las tropas francesas a bloquear los puertos daneses, para evitar posibles desembarcos británicos. También se planteó un ataque a Suecia, aliada de Inglaterra.

Pero a las tropas españolas, casi 15000 hombres, comienzan a llegarle noticias. Primero del motín de Aranjuez, que supuso la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII. Después, de la presencia de tropas francesas comandadas por Murat en España.
En mayo de 1808, se produce en Madrid un levantamiento popular el 2 de mayo, que es sofocado por las tropas invasoras francesas con fusilamientos masivos. 

El teniente Rafael Lobo, secretario de la Junta Suprema Central de Sevilla, intenta comunicarse con el marqués de la Romana para comentarle lo sucedido: nuestros aliados nos han traicionado y están invadiendo España.

En la península lo tienen claro: debemos avisar a nuestros compatriotas para que se marchen de Dinamarca, Napoleón es ahora nuestro enemigo y el de la nación española. 

Lobo, para evitar sospechas, envió a un sacerdote escocés católico que se hizo pasar por mercader y consiguió entrar en Dinamarca para avisar a las tropas españolas de lo sucedido.
La información sería transmitida en un sistema de claves basado en versos del Cantar del Mío Cid.

Las tropas españolas se enteraron antes por los franceses, que les obligó en territorio danés a jurar lealtad al nuevo rey de España José Bonaparte, hermano de Napoleón. 
El capitán Francisco Vives y el subteniente Juan Antonio Fábregas comienzan entonces a contactar con los ingleses: hay que cambiar de aliado y huir de Dinamarca. 

Siguiendo un plan de evacuación, parte de los soldados que integraban los regimientos españoles del marqués de la Romana consigue escapar hacia España a bordo de buques británicos y pesqueros daneses.
Otra parte fue detenida y entregada a los franceses.

Ante los hechos, la Junta Suprema acuerda romper, mediante un Real Decreto, toda comunicación con Dinamarca, en septiembre de 1809. 
El cabildo granadino de Huéscar, en Granada, va más allá y declara la guerra a Dinamarca, aunque nunca se llegó a combatir por razones obvias.

El estado de guerra siguió, de forma intrascendente, hasta 1981, pues nunca se había llegado a firmar la paz de una contienda que, realmente, nunca se había librado. 

Ese 1981, se reúnen en la localidad de Huéscar representantes granadinos y daneses y firman oficialmente la paz. 

Durante su estancia en Dinamarca, las tropas españolas tuvieron relación con la población local. 
De hecho, en Dinamarca se cree que los daneses de ojos oscuros descienden de españoles que mantuvieron contacto con danesas autóctonas. 

Para 1808, Napoleón había invadido media Europa. Lo normal es que su ejército, el más poderoso del continente, hubiese invadido nuestro país con facilidad. 
Pero las navajas, cuchillos y balas de nuestros compatriotas gritaron al unísono que España no se resignaba a morir.

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