EL ORIGEN CARLISTA DE LA PALABRA «GUIRI»

Tras la guerra de Sucesión española (1701-1714), el victorioso Borbón Felipe V estableció la Ley Sálica en España, que impedía a las mujeres acceder al Trono. En 1830, Fernando VII hizo pública la Pragmática Sanción de 1789, que anulaba la Ley Sálica y restablecía que las mujeres pudiesen reinar.

A los pocos meses, el rey Deseado tuvo una hija, Isabel, que, con la nueva norma, fue proclamada Princesa de Asturias y, por tanto, heredera al trono de España a la muerte de su padre.
Pero esto no sentó bien en todos los sectores, y comenzaron a tramarse conspiraciones en Palacio para impedir que la niña reinase.
Y es que Fernando VII era visto en 1830 como demasiado complaciente con los liberales, sobre todo a raíz de su matrimonio con María Cristina, con la que tuvo a Isabel.
De este modo, el ala más dura del absolutismo se agrupó en torno al hermano del rey y tío de Isabel, don Carlos.

Los ultraabsolutistas, llamados apostólicos, consideraban ilegítima la anulación de la Ley Sálica, pues ésta impedía que Carlos María Isidro, más católico y tradicionalista, heredase el trono y ponía en peligro sus intereses.
Además, al ser Isabel menor, la nueva normativa suponía que María Cristina, detestada por los apostólicos, ejerciese como regente.
Trataron de convencer a Fernando VII de que derogase la ley Sálica, pero, resumiendo, no lo lograron. El Deseado murió en 1833 dejando a Isabel como su heredera.

A la muerte del rey, emergieron diversos focos de conspiración y de insurrecciones armadas en favor de Carlos María Isidro y contra el gobierno cristino. El Infante, que se hallaba en Portugal, se dirigió a sus seguidores proclamándose monarca. Era el comienzo de la Primera Guerra Carlista.
Pero vayamos a lo que nos interesa en esta ocasión, una vez presentado el oportuno y necesario contexto. Una de las zonas donde el carlismo despuntó fue en Navarra y las Vascongadas, y es allí, en el norte de España, donde surge el vocablo.
Resulta que, si ellos, partidarios de don Carlos, pasaron a llamarse carlistas, a los liberales se les apodó "cristinos", en referencia a la reina regente María Cristina. En vasco, idioma de esas tierras, se pronunciaba como guiristino, que terminó reduciéndose a "guiri".

Seguramente el lector se preguntará que tienen que ver los cristinos y los liberales con los turistas europeos de Fuengirola o Magaluf. Pues, si bien la conexión no está clara, la teoría más convincente nos dice que los carlistas veían a los cristinos o guiristinos como adeptos a una ideología que consideraban extranjera, el liberalismo.

De este modo, frente a ellos, guardianes de la ortodoxia y de la tradición, los partidarios de la reina Isabel eran vistos como foráneos. A nuestro juicio, esta hipótesis sería la más convincente, aunque no es la única.
Para encontrar la primera referencia a los visitantes nórdicos como "guiris" habría que ir más adelante en el tiempo, tal vez al franquismo y al auge del turismo europeo en nuestro país a mediados del siglo XX. Pero esa, queridos amigos, es otra historia...

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