LA VERDAD SOBRE EL MORADO DE LA SEGUNDA REPÚBLICA


En 1785, durante el reinado de Carlos III, el ministro de marina Antonio Valdés diseñó la bandera rojigualda, siendo adoptada como pabellón naval español ese mismo año. En 1843, ya reinando Isabel II, la adopta el ejército, convirtiéndose en bandera nacional de España.

La rojigualda se mantuvo como bandera nacional durante el Sexenio Democrático (1868-1874) y durante el régimen de la Restauración Borbónica (1874-1931). En 1931, cae Alfonso XIII y se proclama la República en España.


La nueva República introdujo un cambio en la bandera: sustituyó la franja roja inferior por una franja morada. Fue aprobada por el decreto del 27 de abril de 1931 de la Presidencia del Gobierno Provisional de la República, y el 9 de diciembre fue ratificada por la Constitución de 1931.

Se dice, por lo general, que la Segunda República adoptó el morado por ser el color de Castilla, pero lo cierto es que hay más historia detrás. El color morado fue utilizado anteriormente por una sociedad secreta activa durante el Trienio Liberal (1820-1823): Los Comuneros.

Fundada en 1821 con el nombre de Sociedad de los Caballeros Comuneros, fue una sociedad conspiradora liberal que buscaba hacer competencia a la masonería, a la que veía como poco revolucionaria y dependiente de influencias extranjeras, especialmente de Francia.

Los Comuneros reivindicaban a Padilla como su referente, y buscaban nacionalizar la causa liberal. De este modo, se identificaban con los comuneros de Castilla que en el siglo XVI habían luchado en defensa de sus libertades contra Carlos I, rey extranjero. 

Mientras la masonería se identificaba con el color verde, la Sociedad de los Comuneros asumió el morado, color que se creía el tradicional de Castilla y con el que supuestamente habrían combatido Bravo, Padilla y Maldonado a Carlos I. En realidad, se equivocaron, pues el color de Castilla era el carmesí. 

En el seno de los Comuneros, incluso, avivaron deseos republicanos, convirtiéndose el morado en el color de los liberales más exaltados y progresistas durante el siglo XIX.

El 14 de abril de 1931, tras la proclamación de la República, el capitán de ingenieros Pedro Mohíno enarbola la bandera tricolor con la franja morada, histórico color del liberalismo español desde el siglo XIX heredado de la sociedad secreta comunera.
El mismo Mohíno sería fusilado por el bando republicano en 1936, tras sumarse al golpe militar del 18 de julio contra la República.

La bandera tricolor roja, amarilla y morada fue utilizada por ambos bandos durante los primeros meses de la Guerra Civil. En agosto de 1936, el bando sublevado recupera la bicolor, tras presiones de los carlistas y sectores monárquicos.

En definitiva, la Segunda República no asumió el morado directamente de Castilla, sino que este color ya tuvo, desde el siglo XIX, una importancia significativa en el liberalismo y posterior republicanismo, y reconociéndose en ese legado  los republicanos de 1931, quisieron adoptar el púrpura para la nueva bandera nacional.

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