CUANDO ESPAÑA LE DECLARÓ LA GUERRA A ETA

El nacionalismo es una ideología que aspira a que un territorio que se autopercibe como nación esté representado por un estado. El nacionalismo vasco reivindica que el País Vasco es una nación y, por tanto, debe ser soberano e independiente.

Pero los nacionalistas vascos no entienden Euskal Herria (así la llaman) como únicamente las tres provincias que constituyen la actual comunidad autónoma vasca.
El nacionalismo vasco reclama también como parte de la nación a la Navarra española y a la Navarra francesa.
El padre del nacionalismo vasco es Sabino Arana, fundador del PNV, configurado en su origen como un partido católico y reaccionario que buscaba la independencia del Estado español. Sin embargo, a lo largo del siglo XX surgieron diversas corrientes dentro del nacionalismo vasco.

La más destacada es la izquierda abertzale, de ideología anticapitalista y cercana al socialismo, que se configuró entorno a una organización terrorista: Euskadi Ta Askatasuna, conocida por sus siglas ETA.
ETA buscaba la autodeterminación e independencia del País Vasco mediante la violencia y el terrorismo. Nació en 1958 en oposición al régimen franquista, y estuvo detrás, por ejemplo, del asesinato del almirante Carrero Blanco en diciembre de 1973.

Sin embargo, solamente el 5% de los asesinatos que cometió ETA durante su existencia tuvieron lugar durante el franquismo. El resto de atentados, el 95%, tuvieron lugar después de la muerte de Franco en noviembre de 1975.
Durante los años 80, ETA asesinaba a casi 100 personas al año. Son los conocidos como años de plomo. Para 1997, ETA había asesinado a 777 personas, destacando (entre muchos) el atentado de Hipercor de 1987 en Barcelona o el asesinato en 1995 del político del PP Gregorio Ordoñez.

Sin embargo, un punto de inflexión en el devenir de la banda terrorista fue el asesinato de Miguel Ángel Blanco, concejal del PP en Ermua, Vizcaya. El 10 de julio de 1997, Miguel Ángel Blanco, de 29 años, fue secuestrado por ETA. La banda terrorista trataría de chantajear al gobierno con la vida del político.

ETA exigía al gobierno de José María Aznar el acercamiento de 600 presos de la banda terrorista a las prisiones vascas, dando 48 horas de plazo. Si el gobierno español se negaba, asesinarían a Miguel Ángel Blanco. Esos dos días, toda la sociedad española se volcó pidiendo la liberación del secuestrado.

Sin embargo, dos días después del secuestro, ocurrió lo peor. Pasadas las 16:00 horas del 12 de julio, los terroristas pegaron dos tiros en la nuca a Miguel Ángel Blanco. El concejal del PP fue hallado con vida poco después del siniestro, pero falleció en la madrugada del 13 de julio.

El asesinato de Blanco desató una ola de rabia, indignación e ira en la sociedad vasca y española en su conjunto. Se convocaron 1.500 manifestaciones en toda España, y 1,5 millones de personas salieron a las calles de Madrid para mostrar su repudio a ETA.
Pero es en el País Vasco donde surge un movimiento cívico que marcó un antes y un después en la historia del terrorismo etarra: el llamado Espíritu de Ermua, numerosas concentraciones en los municipios de la región que simbolizaron el rechazo de buena parte de la sociedad vasca al terror.

Al grito de "asesinos", numerosos manifestantes se concentraron frente a las herriko tabernas, los locales frecuentados por los simpatizantes de ETA.
Incluso tuvieron que ser protegidos ante los ataques de los manifestantes, que estuvieron a punto de quemar los establecimientos.
Las sedes de Herri Batasuna, la organización política vinculada a ETA, tampoco se libró. El alcalde de Ermua, de hecho, tuvo que impedir que los manifestantes le prendieran fuego. La sociedad vasca mostraba su repulsa al terrorismo y gritaba que había perdido el miedo a ETA.

Buena parte de los integrantes de la policía autonómica vasca, la ertzaina, se pusieron a título personal del lado de las protestas.
Estos acontecimientos abrieron una brecha en la izquierda abertzale, pues algunas voces empezaron a plantearse si la vía terrorista era la solución.
Sin embargo, esto no impedió que la banda siguiese matando. El último atentado mortal de ETA en España tuvo lugar en 2009, durante la presidencia de Zapatero, y se disolvió como organización en 2018, durante la presidencia de Rajoy.

Durante 52 años de existencia, ETA asesinó a 850 personas. La banda terrorista asesinó a 575 de sus víctimas en el País Vasco. La provincia donde más asesinatos cometieron fue Guipúzcoa. El 95% de los asesinatos de ETA tuvieron lugar tras la muerte de Franco.

Memoria y justicia.

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