EL DUQUE DE ALBA, EL TERROR DE LOS PROTESTANTES HOLANDESES

 

Fernando Álvarez de Toledo, III Duque de Alba, es considerado uno de los mejores generales de su tiempo. Por ello, el rey de España Felipe II, sabiendo que en sus dominios holandeses se alzaba una rebelión contra la corona, nombró al noble abulense gobernador de los Países Bajos
La rebelión la encabezaban príncipes protestantes enemigos de la religión católica y recelosos de la presencia de la corona en los Países Bajos. Los calvinistas habían asaltado iglesias y provocado graves desórdenes, y la respuesta de la monarquía española no se hizo esperar.
Era el año 1567 cuando el Duque de Alba, de 67 años, partió con su ejército, que constituía la maquinaria militar más poderosa de Europa, hacia los Países Bajos a través del Camino Español. A su llegada consiguió sofocar temporalmente la rebelión, pero lo peor estaba por llegar. 

La rebelión volvió a cobrar fuerza, y el Duque de Alba, que debido a su elevada edad ansiaba regresar a España, decidió que lo mejor era tratar de arrancar de raíz el problema, y lo hizo creando el Tribunal de Tumultos, llamado popularmente de Sangre, que sembró el terror en el país. 
El Tribunal de Tumultos tenía como objetivo perseguir a los nobles y partícipes de la rebelión protestante contra la monarquía de Felipe II, y sus procesos de condenas colaboraron no pocos hombres naturales de los Países Bajos, que no simpatizaban con la sublevación calvinista.
El Tribunal ejecutó en 3 años 10 veces más que la Inquisición Española en todo el reinado de Felipe II. Aún así, la propaganda protestante elevó las cifras de 500-800 ejecuciones reales a 200.000, e ignoró que la institución efectuaba sus condenas conforme a un proceso legal.

El gobierno del Duque de Alba, pese a que la Leyenda Negra lo caricaturiza como uno de los más terribles de la historia, no tuvo nada de novedoso en Europa, donde se llevaban a cabo masacres mucho más sanguinarias y crueles, como la persecución contra los católicos en Inglaterra.
Tampoco fue, como la propaganda holandesa difundió, una guerra de liberación nacional contra una ocupación extranjera, sino una guerra civil en la que muchos católicos nerlandeses se alinearon en torno al Duque de Alba y simpatizaron con la causa de la Monarquía Habsburgo. 

Los rebeldes protestantes abrieron las puertas a tropas extranjeras de Inglaterra, Alemania y Francia con el fin de que les ayudasen a combatir al Duque de Alba y a las fuerzas de la corona y llevaron a cabo episodios de intolerancia religiosa contra los católicos. 
Los católicos, de hecho, sufrieron durante varios siglos una legislación destinada a marginalizarles y emprobecerles. La carga fiscal tras la independencia de los territorios nerlandeses también fue mucho más alta que en tiempos del Duque de Alba. 
Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel fue una de las figuras más difamadas por la Leyenda Negra antiespañola, siendo caricaturizado como la personificación del mal y poco menos que el diablo, cruel y sanguinario.

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