EL PLAN DE INGLATERRA PARA DERROCAR A FRANCO
La posición de Franco en la Segunda Guerra Mundial siempre ha sido un tema controvertido. El caudillo había recibido ayuda de Hitler y Mussolini durante la Guerra Civil y en 1941 proporcionó ayuda al Eje enviado una división de voluntarios españoles para luchar contra la URSS. Sin embargo, las reuniones de Hendaya y de Bordighera, en las que Franco se reunió con Hitler y Mussolini respectivamente para tratar la hipotética entrada de España en la contienda, no fructiferaron, y el régimen de Franco se mantuvo como no beligerante en el conflicto.
Por su parte, los británicos, que integraban el bando aliado, estaban preocupados por el papel que desempeñaría España en la guerra. Temerosos de que Franco se uniese al Eje, los servicios de inteligencia del Reino Unido llevaron a cabo una operación que tenía por objetivo evitarlo.
Según un informe y dos telegramas, el primer ministro británico Winston Churchill sobornó entre 1940 y 1943 a unos 30 generales franquistas con 13 millones de dólares de la época para que persuadiesen a Franco de no entrar en la Segunda Guerra Mundial.
El plan inglés no se limitaba a que los generales españoles, mediante la compra de sus voluntades, convenciesen a Franco de no tomar parte en el conflicto, sino que tenía una alternativa de fuerza en caso de que el caudillo se negase: un golpe de estado.
Para la realización de este plan, los británicos utilizaron al general Aranda, conocido por su destacado papel en el asedio de Oviedo y que en aquel entonces era capitán general de Valencia. Aranda se había sublevado junto a Franco en 1936, pero tenía fama de liberal y masón.
De hecho en 1933, siendo coronel de Estado Mayor, Aranda solicitó ser admitido en la logia Concordia n°14 de Madrid, pero le fue denegado el acceso. Este general era conocido por su enemistad con los falangistas, a quienes persiguió como capitán general de Valencia.
Los militantes de Falange eran en su mayoría fervientes entusiastas de la entrada de España en la Segunda Guerra Mundial del lado de Alemania e Italia, y ejercían gran influencia en los primeros años del franquismo. Los británicos, mediante Aranda, querían terminar con eso.
A cambio de conspirar contra Franco, Antonio Aranda recibió dos millones de dólares, y junto a él fueron sobornados otros tantos generales españoles a quienes llegaron los fondos ingleses a través del banquero Juan March.
El plan inglés consistía en un golpe militar contra Franco si el caudillo permitía el paso por España a las fuerzas alemanas en dirección al norte de África o si el régimen no ofrecía resistencia ante una hipotética invasión germana.
Cualquier posible ayuda de Franco a Hitler generaba inquietud a los aliados. Aranda, a sueldo del MI-6 (el servicio de inteligencia del Reino Unido), también había contactado con la embajada de los Estados Unidos para pedir armas en caso de que una junta militar se hiciese con el poder.
La junta militar tendría por objetivo, una vez apartado Franco del poder, mantener el orden público y preparar el establecimiento de un gobierno que incluyese a izquierdistas y monárquicos para después convocar un plebiscito sobre su España debía ser una república o una monarquía
Pese a todo, la tensión de la entrada de España en la guerra fue disminuyendo, y al término de la contienda en 1945 los aliados se preguntan si deben hacer algo para cambiar el régimen de Franco, pero ya no piensan en Aranda.
A partir de 1946 Franco ordenó vigilar a los implicados en la conspiración, de la cual era conocedor pero a la que nunca prestó demasiada atención, y frenó el ascenso de Aranda al grado supremo del generalato. Franco gobernó España hasta su muerte en 1975.
En 1937 recibió la Cruz Laureada de San Fernando. En 1976, el rey Juan Carlos I otorgó al general Antonio Aranda el rango de teniente general. Aranda combatió en la guerra de Marruecos y participó en el sofoco de la Revolución de Asturias. En 1937 recibió la Cruz Laureada de San Fernando. Comandó el cuerpo de Ejército de Galicia

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