LA MISTERIOSA IDENTIDAD DEL CABALLERO DE LA MANO EN EL PECHO

Ataviado con ropaje oscuro, de mirada fija y penetrante y con la mano derecha en el pecho en señal, según parece, de juramento o voto, el caballero de la mano en el pecho representa el arquetipo de caballero español del Siglo de Oro. La obra, cuyo autoría corresponde al Greco, es una de las más célebres de la pintura española.Sin embargo, menos conocida es la identidad del hombre retratado en el cuadro, lo que ha generado múltiples hipótesis que, a lo largo de la historia, han identificado al personaje con distintas personalidades del siglo XVI, tiempo en que fue concebido el lienzo. 

Una de éstas sugiere que podría ser un autorretrato, mientras otras apuntan a que el solemne individuo podría ser Antonio Pérez, secretario del rey Felipe II.

Incluso el nombre de Cervantes figura en la lista de candidatos a ser el caballero, pero lo más verosímil es que éste sea, en realidad, Juan de Silva y Rivera, tercer Marqués de Montemayor, nombrado por Felipe II alcaide del Alcázar de Toledo y notario mayor del reino.

Sin nombre que le identificase, fue Pío Baroja quien bautizó al personaje como El Caballero de la mano en el pecho, pasando la obra a ser conocida de la misma forma. En torno a su misteriosa identidad se pronunció Manuel Machado en los versos que dicen de la siguiente manera:

Este desconocido es un cristiano

de serio porte y negra vestidura,

donde brilla no más la empuñadura,

de su admirable estoque toledano.

La pintura del Greco, más allá de especulaciones mejor o peor fundadas, continúa representando uno de los grandes enigmas de la pintura española y universal, dotando al personaje retratado de un misterioso aura equivalente en tamaño a la grandeza artística del cuadro y de su autor.